Cuando me siento hundida, triste y abandonada.
Me empuja hacia arriba la fortaleza de mis alas.
Cuando quiero cobijarme, esconderme, no ser nada…
Se cierra sobre mí, la fortaleza de mis alas.
Cuando caigo y cuando miro, aunque siempre sin ver nada…
Me levanta, me ilumina, la fortaleza de mis alas.
Son de piedra, son de acero, son ligeras como el viento.
En el corazón, forjadas. Con mil lagrimas, templadas.
Cada pluma, una vivencia. Su color, el de la sangre.
Nacieron desde mi alma, ¿Dime… quieres cobijarte?